El mayor miedo que despertaron las tarjetas de crédito cuando empezaron a funcionar era el temor de que no fueran seguras, que se corriera algún riesgo al emplearlas en un establecimiento comercial. Y lo mismo ocurrió cuando se comenzaron a realizar pagos a través de internet, cuya máxima era que las páginas web fueran legales y que el cliente no fuera estafado de ninguna forma.
Estos miedos en cuanto a la seguridad de pagos van a seguir existiendo siempre, en mayor o menor medida, y serán inevitables cada vez que aparezcan nuevas fórmulas de pago. Por ello, frente a la reciente noticia de que, a partir del próximo verano, la anhelada idea de poder realizar todo tipo de compras y pagarlas con el teléfono móvil va a ser por fin una realidad en España, surgen todo tipo de cuestiones sobre su seguridad.
Según indicaron los diferentes operadores de comunicaciones en la pasada edición del Mobile World Congress (MWC), para que los teléfonos móviles puedan efectuar pagos en comercios, se va a emplear la tecnología NFC (Near Field Communications), que permite realizar los pagos acercando el móvil al datáfono de los comercios. Esta acción es posible gracias a la denominada tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).
Para ello, será necesario que tanto los establecimientos como los clientes posean terminales –datáfonos en el caso de los primeros y teléfonos móviles en el caso de los segundos- que admitan esta tecnología.
Así, los dispositivos móviles deberán incorporar un chip de seguridad que permita cargar la información de las cuentas de pago, por lo que, realmente, los operadores telefónicos serán simples intermediarios -será el cliente el que realice el pago mediante su tarjeta de crédito, de la que deberá introducir el pin si la transacción es superior a 20 euros-. Con este tipo de tecnología, los expertos confirman que no habrá por qué temer en ningún momento por la seguridad.
Sin embargo, sus detractores sí que consideran que aún se deben tener en cuenta algunos factores de seguridad y personalización importantes que deberían resolverse antes de generalizar su uso. Por ejemplo, el hecho de que, al emplear la radiofrecuencia como medio de transmisión, cabe la posibilidad de que se realice algún tipo de lectura de la misma, o que se copien los códigos, o se inserten o modifiquen los datos. Los mismos fraudes que se han ido viendo con las tarjetas de crédito.
No obstante, los impulsores de este tipo de pago a través del móvil indican que el usuario puede tomar una serie de precauciones para evitar este tipo de intrusiones:
- Mantener el sistema operativo del dispositivo actualizado
- Evitar acciones automáticas,
- Únicamente instalar aplicaciones de confianza,
- Leer sólo etiquetas NFC que hayan sido firmadas correctamente,
- Mantener el sistema desactivado si no se está utilizando y, por supuesto,
- Tomar las precauciones que se tienen en cuenta con cualquier otro sistema de pago: mantenerlo siempre controlado, no desprotegerlo y, en caso de robo del terminal, avisar inmediatamente al servicio de atención al cliente para anular el dispositivo-.