Situaciones tan trágicas como las vividas hace unas semanas en el recinto Madrid Arena, donde fallecieron varias jóvenes, ponen de manifiesto la importancia de que pabellones y salas de gran tamaño cuenten con la presencia de una empresa de seguridad eficiente que cumpla y haga cumplir escrupulosamente todas las normas de prevención y prevea posibles complicaciones a las que debe saber enfrentarse.
Según diversas fuentes, entre el año 2000 y 2012 han fallecido al menos 150 personas, la mayor parte de ellas jóvenes, en diversos macro eventos. Las razones, en la mayoría de los casos, apuntan, fundamentalmente, a que se superaron los límites del aforo permitido y a que falló, de una u otra forma, el cumplimiento de las normas de seguridad.
La norma general que regula este tipo de fiestas es un Real Decreto promulgado por el Ministerio del Interior en 2007, aunque hay comunidades autónomas que completan este decreto con leyes específicas. Un ejemplo de ello es Cataluña, que con su Ley de Espectáculos, aprobada en 2010, ha creado un marco de regulación más riguroso.
En general, se establece, que deben realizarse planes de seguridad específicos, elaborados por expertos, en los que se evalúe, no sólo el aforo máximo –que debe ser analizado individualmente en cada evento aunque se realice dentro del mismo recinto- o las vías de evacuación, sino también aspectos como las condiciones climatológicas o el perfil de los asistentes.
Además, es obligatorio implantar un plan de autoprotección específico tanto en el caso de que el recinto acoja una actividad diferente a la habitual, como si se superan las 2.000 personas en el aforo. Igualmente, el Ministerio indica que, en estos casos, el organismo que tenga la competencia para conceder la licencia debe también ejercer la inspección y el control del mismo.
Por otra parte, se destaca la importancia de establecer controles de seguridad rigurosos y efectivos, previos a la entrada a la sala de celebración del evento para evitar situaciones de riesgo. Por ello, es necesaria la contratación de personal de seguridad cualificado que realizará los pertinentes registros de bolsos, mochilas, etc., independientemente de la labor llevada a cabo por el personal del control de accesos.
De la misma forma, es fundamental la presencia de vigilantes de seguridad tanto dentro como fuera del recinto. Pese a que no se contempla un número mínimo, algunas comunidades establecen que debe haber uno por cada 300 ó 500 personas, siempre teniendo en cuenta otras variables.
Deben estar, además, perfectamente identificados y visibles con distintivos específicos para, en caso de complicaciones o de ser necesaria una evacuación, sean ellos, junto con la policía y los equipos de emergencia, los que coordinen salidas lo más ordenadas posibles y eviten situaciones de pánico.
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